LA FELICIDAD

Esto es un texto que encontré archivado y escondido entre mis escritos, puede que esté escrito hace unos 3 años o más; releerlo me hizo volver aterrizar en muchas cosas.

Quiero compartirlo con ustedes y ojalá les sirva como lo hizo conmigo.

Factice Magazine. Ph: Bruno Mameli.

A lo largo de muchos años he buscado e intentado encontrarla. Al principio no encontraba la felicidad plena, era infeliz, mi estado de ánimo subía y bajaba, dominaba más la tristeza en mi vida y psquiatras y psicólogos iban y venían. Pasaron años y yo me seguía cuestionando si la verdadera felicidad existía, si era efímera o solo duraba periodos cortos. La presión familiar, las malas amistades, la fiesta y el exceso de sustancias ajenas me alejaban cada vez más de ella.

Hundida en un hoyo negro que mi cabeza había hecho, decidí probar suerte fuera del país, dónde me llené de más tristeza aún y me veía ajena a la plenitud que todos decían tener. Empecé a cuestionarme cómo que la gente que me rodeaba dominaba este sentimiento o este estado del cerebro.

Empecé hablar con mis amigos cercanos de distintas nacionalidades, les pedía su opinión sobre este sentimiento, las respuestas cada vez eran más desconocidas y diferentes. Para unos era su familia, el poder estar con ellos, compartir y vivir cada momento librecon ellos. Para otros era el estar con los amigos, compartir el día a día e incluso la convivencia, pero llegaban al punto en que aún estando con ellos se sentían solos e infelices. En algunos, la felicidad se centraba en su relación de pareja y en satisfacerla en todos los sentidos, y en otros se relacionaba con la plenitud que sentían al hacer lo que les gustaba en su vida profesional, ya que los llenaba de gozo y estabilidad emocional.

Empecé a concluir que el estado emocional de felicidad es muy relativo en cada persona, pero yo seguía sin encontrarla.

Después de muchas vueltas, conflictos internos, y personas que me arrebataban ese sentimiento, un día abrí los ojos y mi vida cambió por completo, me di cuenta que después de los peores tragos que puede pasar una mujer que hieren psicológica y físicamente, hubo una luz que me mostró un conocimiento interno y con ello un sentimiento de agradecimiento por cada instante de la vida. Solo en ese momento me di cuenta que la felicidad, era tal vez, como uno se planteaba la vida y cómo la quería vivir.

Empecé a construir un dialogo interno positivo, a alimentar mi autoestima y mi positivismo frente a las difíciles situaciones a las que me enfrentaba, y fue así como empecé a reconocer ese maravilloso sentimiento.

Ya nadie me podía robar la calma y la estabilidad emocional que sentía constantemente y empecé a recordar esos cuestionarios que les había hecho a mis amigos y que aún hoy les sigo haciendo. Descubrí que cada pedacito de alegría que ellos tenían yo también los tenía y empecé a compartir con mi familia, a crear un círculo más cerrado entre mi núcleo que antes ni me daba cuenta que tenía, y es asi como con cada momento a solas empecé a verlos con felicidad y tranquilidad.

La soledad que, aún estando rodeada de amigos no podía afrontar directamente y que me enloquecía por no sentirme querida, empecé a disfrutarla y cada espacio que me regalaba era para reflexionar mis actitudes y como podía mejorar para ser cada vez mejor y sentirme bien conmigo misma.

Votos de silencio me encerraron por unos días y fue ahí donde aprendí que tenía todo lo que cualquier persona querría tener, tenía salud y estaba emocionalmente en paz y en equilibrio. También aprendí a no depender de una pareja sentimental, a que no podía manejar mi estado de ánimo, ya que sigo trabajando por mi felicidad, intentanto ir más alla del concepto general que tienen las personas. Entendí que tal vez no todos los días vivo feliz y con energía, pero esos ratos de melancolía, nostalgia y a veces tristeza, hay que vivirlos y sentirlos para tener un motivo más fuerte para ser feliz.